11 septiembre 2011

Publicado septiembre 11, 2011 por con 0 comentarios

Tirando dedo hasta la naciente del río Tioyacu (Rioja, Perú)- Parte XX

¿Qué fotógrafoaficionado— no ha sacado una toma intencionalmente a una persona desconocida sin su permiso…? Travesuras como esa se pueden dar. Y eso fue lo que tuve el arrojo de hacer aquella tarde en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu, luego de haber comido un frugal, muy frugal, almuerzo. La chica en ropa de baño a la que disparé con la cámara se molestó. Y la verdad que, mientras recibía su protesta cara a cara, fue demasiado específica, más de lo que uno llega a creer. Y, como soy de los que aman el detalle, obedecí al “pie de la letra” su exacerbada petición. Esto es lo que dijo, y me acuerdo al dedillo: “¡Pervertido! ¡Quién te crees que eres…! ¡Pobre de ti que subas esas fotos en donde aparezco a tu blog!”. Verán que, mejor aclaración, imposible. Ustedes, lectores y visitantes, aunque se pasen todo el día buscando las furtivas fotografías en este sitio web, no las encontrarán, pues, no las hay, no las colgué. No las colgué acá. ¿Leyeron bien…? En el anterior post, al concluir, habilité un link. Nada que metiera preso a un impulsivo aventurero geek. Me darán la razón, en especial los varones, cuando lo comprueben. ¡En pleno siglo XXI todavía hay pudor! ¡Vaya que no se entiende a este mundo! ¡Shhh… nuevamente!
Naciente del río Tioyacu (Rioja, Altomayo, Perú)

Río Tioyacu (Rioja, Altomayo, Perú)
Caimán de piedra en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu (Rioja, Perú)
Cuando por fin la joven se largó de mi presencia, estuve solo por unos momentos. Pero eso era lo menos que quería. Justo en esos instantes necesitaba de una mano colaboradora, de alguien que me ayudara en algo de vital importancia, que recogería las pruebas de que en realidad pisé el recreo Tioyacu. El apoyo que El Caminante “pedía a gritos” era así de simple: Ser fotografiado con la misma cámara que llevé… Sucedieron entre cinco y diez minutos, mientras estuve sentado en una roca, pero seguía sin venir un alma, de modo que, para matar el rato, fotografié otra vez a la escultura de piedra que tenía delante de mí. No puedo afirmar qué especie de reptil prehistórico es la estatua. ¿Será un pariente primitivo del caimán, del lagarto, o del cocodrilo, o quizá de los tres juntos? Lo ignoro por entero. Si uno de ustedes sabe, que me lo diga, ya que olvidé averiguarlo en su momento, tal vez porque mis pensamientos fluían en uno solo: “Tener una espontánea foto con la escultura”… Y como nadie venía por mi lado, hice lo único que podía. La cámara tenía la funcionalidad más deseada en ocasiones como esta. La bendita opción de automático, claro… Apresurado, me encargué de tal menester, situé el aparato sobre un muro y colocándome en una pose graciosa. Para mi mala suerte, las tomas salían descentradas, así que desactivé el modo automático y me disparé el flash yo mismo, de cerca y tres veces. Si no sufres del corazón, échalas un vistazo clicando en los botones de debajo.
El Caminante con un colmillo de piedra en el recreo Tioyacu (Rioja, Perú) 1El Caminante con un colmillo de piedra en el recreo Tioyacu (Rioja, Perú) 2El Caminante con un colmillo de piedra en el recreo Tioyacu (Rioja, Perú) 3

Barandales en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 1

Barandales y canal en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 2

Curso dividido del río Tioyacu (Rioja, Altomayo, Perú)
No acabé muy contento. En las fotos casi sólo se veía mi rostro de perfil y algunas de las mandíbulas del reptil de piedra. ¡Qué más! A continuar la espera. Entretanto, filmé a una mariposa negra con bandas rojas y amarillas, posada y moviendo sus alas sobre un diente de la escultura. Después me di la paciencia de fotografiar a los barandales y a las llaves que abrían las compuertas de los canales. A poco rato oí voces a la distancia, que procedían de más abajo. Ya las había percibido, pero demasiado débiles. Ahora eran algo más fuertes, y rápidamente se hicieron entendibles. Por lo que para avistar a aquella gente, caminé hasta el borde de los barandales. Allí estaban. Habían muchas personas río abajo, de distintas edades, ya no en su mayoría adolescentes. Las luces de los flashes refulgían por doquier. Desde mi ubicación, no distinguía a otro tallado en roca que yacía en las orillas de la corriente del Tioyacu. Sin pensarlo, pronto lo conocería. Pero vayamos por partes…
El Caminante simulando una lucha con un caimán de piedra en el Centro Turístico del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 1

El Caminante simulando una lucha con un caimán de piedra en el Centro Turístico del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 2
Una pareja de esposos cincuentones subía las escaleras de cemento que se dirigían hacia la atracción de piedra, o sea, en donde yo estaba. Tendría compañía después de tanta espera… Tras unos segundos, me hallé saludando a los señores. Sin distraernos en otros asuntos, conversamos como un cuarto de hora más o menos, básicamente tratándose de lo bueno y malo del centro ecoturístico Tioyacu. Dijeron ser naturales de la ciudad de Rioja. A mí me late que ambos, por su fisonomía y acento, provenían de la Sierra o cerca de esa región. Con todo, no importaba si mentían o decían la verdad, siempre y cuando colaboraran conmigo. Y eso es lo que hicieron sin chistar: Me tomaron una serie de fotos con la escultura del caimán o lo que sea. En cada cuadro simulaba la secuencia de una lucha contra el animal, impidiendo ser devorado. Por lo que he logrado encontrar fotos en Internet, varios lo han hecho, pero en mi caso, probé haciendo poses más originales, aunque en algunas suelo parecer el dentista de la bestia. ¿Qué opinan…? Y una vez que conseguí almacenar mis frikadas en la tarjeta de memoria de la cámara, tuve que devolver el favor a la cordial pareja. En cambio, ellos sólo quisieron que les tomara (con su cámara) fotos sencillas, nada actuadas… Repentinamente, fuimos invadidos por un grupo de visitantes y/o turistas. Con la confusión, cuando todos deseaban fotografiarse con el monstruo de piedra, nos obligamos a retirarnos. Tenía material suficiente para mi cometido, así que adiós escultura.
El Caminante simulando una lucha con un caimán de piedra en el Centro Turístico del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 3

El Caminante simulando una lucha con un caimán de piedra en el Centro Turístico del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 4

El Caminante simulando una lucha con un caimán de piedra en el Centro Turístico del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 5
Descendimos las escaleras, y ya estando al inicio de éstas, me separé de la pareja, agradeciendo de forma mutua los favores hechos. Seguí un caminillo que se unía con el sendero por el cual ascendí. Desde allí vi a jóvenes tirándose al Tioyacu, del punto localizado unos metros más arriba en donde fotografié a las adolescentes. Alrededor de mí, noté que el número de personas crecía como la población de la India. Breve tiempo después, decidí ir hacia donde se fueron los esposos. Escuché que muchos repetían una palabra: “Elefante”. Que el “elefante” por aquí, que el “elefante” por allá. Hasta que por fin, al otro extremo de un puentecillo de cemento y piedras, grabado en una pared rocosa, descubrí la cabeza de un elefante con la trompa dirigida al río. Impelido por la misión de tenerlo todo, fotografié al paquidermo de piedra dos veces, mientras no había gente que me estorbara.

Elefante de piedra en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 1

Elefante de piedra en el Centro Turístico Naciente del Río Tioyacu (Rioja, Perú) 2

Continuará...

Nota: En este post las imágenes están en alta resolución, hacer clic en cada una.
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