Lo que pensé que serían semanas, fueron meses; incluso ha pasado casi un año desde que empiezo a narrar sobre mi recorrido por el XV Festival de la Orquídea 2010, en el interior de un local de la Plaza de Armas de la ciudad de Moyobamba, en el Departamento de San Martín (Perú). La edición XVI de esta festividad en la Selva Amazónica del Alto Mayo, puede que ya se encuentre por desarrollarse. Y es que aún no me he dado tiempo de averiguarlo a través de Internet o los medios físicos. Si alguien sabe algo al respecto, que, por favor, me ponga al corriente.

Como ciertos cibernautas tendrán conocimiento, también tuve oportunidad de asistir al Festival de la Orquídea en el año 2009, llevado a cabo en la misma ciudad. O sea, en Noviembre del 2010 era la segunda vez que visitaba Moyobamba para fotografiar y filmar la exposición de flores nativas de la zona. En este momento soy consciente de lo tarde que me dedico en empezar a contar y mostrar todo acerca del quinceavo festival floral. La verdad que fue difícil. Pues sucedieron muchos “inconvenientes”, siendo la falta de computadora el último. Los anteriores para qué nombrarlos, ya que están escritos en posts pasados. Además, en el último post, titulado “Tirando dedo hasta la naciente del río Tioyacu (Rioja, Perú)- Resumen + Vídeo”, dejé en claro determinados puntos que deben echarle un vistazo antes de seguir con la lectura de los próximos artículos, o del blog en general.

Sobre la asistencia a este evento, ya lo había casi confirmado en un post en el cual mostré su cronograma de actividades. Lástima que las probabilidades de que asista de nuevo a la exhibición este 2011 sean mínimas. Pienso así, que con dos ediciones del festival de la orquídea, presentadas en Me Escapé de Casa, son suficientes para descubrirles la belleza de la flora que abunda en el Valle del Alto Mayo. Sin embargo, eso no quiere decir que definitivamente dejaré de hablar de las orquídeas. Quizá ya no escriba sobre estas plantas mientras son exhibidas en un evento de esta categoría, pero sí — y es muy probable— que narre la historia de un recorrido o expedición por el hábitat natural de la variada flora de la selva peruana, y quién sabe de otros lugares del mundo también.

Ahora sí, es momento de comenzar a contar todo lo que fui observando y escuchando en el XV Festival de la Orquídea 2010 (con fotos durante la narración y un vídeo al final incluidos):
El 1 de Noviembre de 2010, lunes, acompañado de Juan Luis, mi hermano menor, partí de Tarapoto, mi ciudad de nacimiento, a Moyobamba, la popular Ciudad de las Orquídeas, antes de que salga el sol. Nuestro objetivo era llegar al local de exhibición floral a la hora exacta, las 8:00 a.m., así que tomamos una combi que hacía ruta Tarapoto-Moyobamba y viceversa. Salvamos los casi 120 kilómetros en dos horas aproximadamente. Del paradero al lugar donde se realizaba el acontecimiento, un recinto ubicado en el cruce de las esquinas del jirón Manuel del Águila y Pedro Canga, Plaza de Armas, nos trasladamos a pie. Arribamos poco menos de la hora establecida. Desde el exterior vimos que aún había un escaso número de personas. “Mejor”, dije a Juanito. “De esa manera no bloquearán mis tomas”. Debía de aprovechar esos instantes. El tumulto muchas veces suele obstruir los puntos en donde sacar buenos cuadros fotográficos y fílmicos.

El día, por el momento, estaba soleado. La mayoría de nubes se habían corrido a la cima de los cerros de los alrededores. Y así, para no seguir quemándonos la piel, entramos al local. Ya era el tercer día de exposición, desde el sábado 30 de Octubre. La clausura del evento estaba programada para el martes a las 12 del meridiano. El cronograma completo lo pueden leer en el post donde anuncié la cercanía del acontecimiento. Como supondrán, resulta difícil para cualquier individuo ocupado, estar presente los cuatro días en un festival de esta clase. Ese lunes en la mañana y durante un rato el martes, tendría que emplearlo en juntar material en la tarjeta de memoria de la Exilim de 8.1 Megapixels que portaba, para ser presentado de forma ordenada y detallada en este sitio, tal y como voy haciendo desde que me inicié. A través de la lente de la cámara de mi amigo iría registrando la feria floral para que ustedes, internautas amantes o criadores de plantas exóticas, lo vean y lean en mi blog.

El local del XV Festival de la Orquídea era un espacio circulado con un muro de ladrillos como de 3.5 metros de altura. Se ingresaba por un portón doble de metal. En los primeros stands, colocados a la izquierda del camino, exponían más que todo, cuadros, artesanías, y demás adornos para el hogar. Los pasé de largo. No había nada inusual que antes no vi. Sin desviarnos, nos dirigimos con Juanito hasta el stand de orquídeas más cercano. Éste yacía al lado derecho. Similar al resto, era un ambiente delimitado por caña brava, costalillo, malla y ramitas; en el piso pusieron viruta e, igual que en todos, estaba techado para evitar que las flores se marchitaran. Es muy bien sabido que las orquídeas son plantas que crecen bajo sombra, y exponerlas demasiado a los rayos solares sería una crueldad. Las bebés (las que crecían in vitro y en vasos de plástico) son las que requerían de mayor cuidado, de modo que mantenerlas frescas era imperioso para que sobrevivan. Allí no había ningún árbol que las protegiera del calor... La Cattleya máxima y la C. rex no dejaban de ser las orquídeas más hermosas y representativas del festival. La bromelia Achmea y la orquídea Phalaenopsis eran buenas competidoras en belleza; ambas también seguían siendo tan solicitadas como las Cattleyas. Para los que no conocen estas dos últimas plantas, son la quinta y la sexta imágenes que colgué… La Phalaenopsis de la fotografía se hallaba en venta, así como varias las que iría apreciando a medida que recorrí las instalaciones. De forma que en el XV Festival de la Orquídea 2010, no sólo se exhibían dichas u otras plantas, sino también se vendían al público visitante, y hasta se brindaba orientación de cómo llevar la crianza.




El 1 de Noviembre de 2010, lunes, acompañado de Juan Luis, mi hermano menor, partí de Tarapoto, mi ciudad de nacimiento, a Moyobamba, la popular Ciudad de las Orquídeas, antes de que salga el sol. Nuestro objetivo era llegar al local de exhibición floral a la hora exacta, las 8:00 a.m., así que tomamos una combi que hacía ruta Tarapoto-Moyobamba y viceversa. Salvamos los casi 120 kilómetros en dos horas aproximadamente. Del paradero al lugar donde se realizaba el acontecimiento, un recinto ubicado en el cruce de las esquinas del jirón Manuel del Águila y Pedro Canga, Plaza de Armas, nos trasladamos a pie. Arribamos poco menos de la hora establecida. Desde el exterior vimos que aún había un escaso número de personas. “Mejor”, dije a Juanito. “De esa manera no bloquearán mis tomas”. Debía de aprovechar esos instantes. El tumulto muchas veces suele obstruir los puntos en donde sacar buenos cuadros fotográficos y fílmicos.



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