Nota: El año se ha acabado y empezamos otro. Y aunque sea un poco tarde en decirles: ¡Feliz Año Nuevo 2012 a Todos!... Lástima que aún no termino con la redacción de las artesanías en el barrio Huayco de Lamas y fue complicado darme otra escapada a fines del 2011. ¡Sorry! ¡Sorry! Creo que todo lo antedicho no tiene perdón.
A través de un palo de caña brava, de unos ganchos de cortina, colgaban decenas de pulseras hechas de semillas de variados colores y tamaños. Entre éstas era infaltable el huayruro y la Shica shica, una planta que pertenece al género Aiphanes y las especies deltoidea, caryotifolia y spicata. Shica shica es uno de los muchos nombres comunes en la selva del Perú, así como el Dale dale (un fruto), mela mela (muy espeso), chuya chuya (muy limpio), ñucñu ñucñu (muy dulce), etc. Es un coquito al que se tiene que golpear con una piedra para partir su dura cáscara y poder quitar su núcleo comestible. Todas las “bolitas negras” que ven en algunas pulseras son las populares Shica shica. En Tarapoto y demás ciudades del Oriente peruano, estas artesanías son bastante usadas en las muñecas, e incluso pantorrillas, de un sinnúmero de jóvenes y adolescentes. Personalmente, conozco como cuatro o cinco que andan con estas pulseras. Uno de ellos, mi primo Marvin de 21 años, que también, se encarga de hacer estas chucherías para venderlas a sus compañeros de la universidad.
Dentro de la tienda artesanal vi y fotografié otros trabajos que interesan a muchos turistas que llegan a Lamas. Vienen a ser los platos decorativos que muestro en la segunda imagen. Sobre el centro de una placa redonda de madera pintada y barnizada, valiéndose de las plumas de algunas aves bañadas en tintes de distintos colores, ilustraron unos loros, vegetación y una chocita. Una labor artística muy sencilla e ingeniosa a la vez, que podría embellecer las paredes de tu sala de estar. A espaldas de estos adornos, van a poder distinguir pequeñas y baratas tinajas y veleros en forma de chocita… En el interior del local de artesanías no faltaban las canastas y cestos de mimbre o fibra vegetal, unos tejidos que se han hecho desde épocas ancestrales en todas partes del mundo, ya que las plantas de las que confeccionan las lonjas crecen en varios lugares tanto del Viejo como del Nuevo Continente. Sólo recuerden la historia bíblica del bebé Moisés cuando descendió por las aguas del río Nilo.
Los precios de las artesanías en la tienda que me hallaba en esos momentos eran bajísimos si tomamos en cuenta los bolsillos de los turistas extranjeros. Una de las canastas que ven en la tercera fotografía cuesta apenas 15 nuevos soles, que aproximadamente equivale a 5.50 dólares estadounidenses o 4.20 euros, al cambio de moneda actual. Barato, ¿no…? Y aparte de canastas y cestas, vendían mochilas y bolsos tejidos. Son de algodón teñido y hechos a mano por lamistas especializadas. El bolso que aprecian suspendido de uno de los listones del techo del local es una meticulosa tarea que implica días enteros de trabajo, que se inicia desde el proceso de transformar al algodón en hilo hasta el cosido de las tiras que harán las veces de correas para sujetarlas en los hombros o cintura. Como también pueden notar, la capacidad de almacenamiento del morral no tiene que envidiar a muchas mochilas de marca, que además de ser resistente a cosas pesadas, es un tanto elástico.
En el extremo de un estante me topé con siete botellas llenas de miel de abeja. Este dulce y viscoso fluido es extraído de los panales salvajes por los mismos lamistos indígenas, y sabe mucho mejor que los productos en frascos vendidos en los supermercados, ya que éste es natural al 100 por ciento. Muchas veces la miel que es comercializada en el departamento de San Martín del Perú es cosechada por apicultores propietarios de amplias granjas. Es muy rara la adición de químicos, factor que hace a la miel más saludable, rica en minerales y vitaminas, un manjar para disfrutarla en el desayuno untada en el pan o usarla como ingrediente para un postre en la tarde. La miel embotellada que observan en este post fue sacada directamente de panales construidos en árboles que crecen por los alrededores del barrio Huayco de Lamas, así que si la pruebas, experimentarás cómo se banquetean los osos de Norteamérica, pero sin sentir las picaduras de los furiosos Véspidos, claro está… Sin embargo, la miel no sólo sirve para saciar el apetito y nutrir el cuerpo; también es buena contra el resfrío, la tos y el dolor de garganta, incluso es un excelente cicatrizante y conservante. De manera que, gente de afuera, cuando visiten la Amazonía peruana provéanse de la deliciosa miel.
Eché un vistazo a la hora y decidí que ya, de verdad, era momento de ubicar a mi prima Ana Luisa. Tomé una última foto de las artesanías del local (de las mariposas) y, agradeciendo a la atendedora por sus continuas explicaciones, unas veces desde su sitio u otras de pie, me quité a solearme un rato en busca de mi pariente, dejando detrás a ningún turista o visitante. Me dirigí por el lado derecho, o sea, hacia el sureste. Algo me decía que Ana y sus alumnos de la universidad se hallaban por allí. Rápidamente supe que acerté, apenas avisté unas motocicletas estacionadas a poco más de una cuadra de distancia. Apreté el paso y llegué a otra tienda o centro de artesanías, ahora más grande y surtida; hasta tenía un letrero con su nombre en la fachada, “El Pukunero”. Las coordenadas para localizar a este recinto cultural en el mapa son 6° 25' 28.08" S 76° 31' 18.79" W. Y como pueden checar en la penúltima fotografía, el lugar es una choza más rústica que la anterior. Había una veintena de jóvenes sentados en la parte céntrica, estando entre ellos mi prima, que ni bien me vio en la puerta, me saludó con la mano. Ingresé y comencé a usar la cámara. Un loro disecado, que colgaba de una cinta atada a una caña brava, fue el primero en recibir el disparo del flash.
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