Mientras
millones de personas en el mundo están siendo víctimas del ataque del COVID-19, la Amazonía está también siendo amenazada. Lo que creíamos que
sería un respiro para la naturaleza mientras la población se mantenía bajo
confinamiento domiciliario, acabó siendo una mera ilusión de momento, ya que la
Amazonía aún sigue siendo destruida a manos de corporaciones millonarias que
solo buscan lucrar con la extracción brutal de los recursos.
Durante
los meses de enero, febrero, marzo y
abril, la deforestación en el bosque
amazónico de Brasil llegó a picos tan elevados como el mismo incremento de
casos de Coronavirus en el planeta.
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Un
total de 1,202 km2 de bosque,
equivalente a un área veinte veces mayor que la ciudad de Manhattan, ha sido devastado en todo el tiempo que va
del año, de acuerdo con el Instituto
Nacional de Investigación Espacial de Brasil, que publicó los datos el
pasado 8 de mayo.
Según
las imágenes satelitales que la agencia de investigación espacial muestra, se reveló
que el área talada en abril llegó a ser
un 64% más que en el mismo periodo en el 2019. También, la BBC News, informó que la desolación de la selva por madereros
furtivos y ganaderos fue 55% más grande en los primeros cuatro meses del año,
siendo de esta manera el número más alto desde que se inició el cálculo mensual
desde agosto del 2015.
Desde
que el presidente Jair Bolsonaro
tomó el cargo, el índice de
deforestación está por los cielos. Los defensores del medio ambiente lo
acusan de actos de corrupción que involucran la extracción ilegal. Bolsonaro
rechaza duramente tales atribuciones, si bien dijo antes que a mayor
actividad agrícola y minera en zonas protegidas de la selva, se logrará vencer
la pobreza en la región.
Pero
en tanto el Coronavirus sigue acaparando la atención en el mundo, los agentes conservacionistas del Gobierno
han descuidado los bosques, habiendo cada vez menos de ellos rondando en
salvaguarda del medio ambiente. De esto se han aprovechado los extractores.
“La pandemia llevó a que hubiera menos agentes
controlando, y los madereros ilegales obviamente no se preocupan por el virus
en áreas remotas del Amazonas”, declaró Paulo Barreto, líder en Imazon, una organización ambiental sin
fines de lucro.
Mientras
que Erika Berenguer, una ecologista de
prestigiosas universidades, había señalado que “no es el momento en que normalmente ocurre la deforestación porque
está lloviendo, y lo está haciendo mucho”.
Esperemos
que pronto se lleven a cabo medidas estrictas contra las actividades ilegales
una vez se levante el estado de emergencia por el Coronavirus. No podemos seguir callando y ocultando lo
que ocurre en nuestros bosques. Aborrecemos todo acto que perjudique a
nuestra Amazonía, y repudiamos aún más que se están aprovechando de la pandemia
para dar rienda suelta a sus sucios cometidos.
Vídeo relacionado: LA DEFORESTACIÓN DEL AMAZONAS EN EL AÑO
2020 "LA GRAN MENTIRA VERDE"
Fuente: Intriper
Tristeza total, que futuro tendrán nuestros hijos
ResponderEliminarTenemos que luchar. Abrir cada vez más ojos. Todo se podrá superar.
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