San
Pedro de Cumbaza, así como San
Antonio de Cumbaza, vienen a ser los dos centros poblados ubicados dentro en
el distrito de San Antonio de Cumbaza, al norte de los distritos de Tarapoto,
Banda de Shilcayo, Cacatachi y Morales, todos comprendidos en el interior de la
provincia de San Martín [Mapa].
Hay otro distrito, de nombre San Roque de Cumbaza, pero ese se localiza en la
provincia de Lamas [Mapa],
al oeste.
Nota: No
confundir distritos con provincias. Un departamento cuenta con provincias, una
provincia cuenta con distritos y dentro un distrito pueden haber varios centros poblados,
además de barrios, asentamientos humanos y/o caseríos.
Desde
el Óvalo del Soldado, en el distrito de Morales (contiguo a Tarapoto),
hasta la plaza de San Pedro suman unos diez kilómetros, a la de San Antonio unos
doce y a la de San Roque más o menos unos quince. Lo que el equipo de
corredores de Tarapoto
Run Club había acordado era realizar un fondo de 20K o 21K, que empezaba
desde el óvalo del Soldado, para subir hasta la plaza de San Pedro, luego seguir
hasta el río
Cumbaza a dos cuadras más allá, descansar un rato en las orillas; minutos
después reanudar el running
por la misma carretera que ascendimos, hasta terminar en el óvalo de donde
partimos. El entrenamiento perfecto, con 10K de subida y con 10K de bajada, con
sus respectivos metros adicionales.
También
les recomiendo leer:
Mirador
Ahuashiyacu, Tarapoto (Perú) – Running 20K con Tarapoto Run Club
Lamas
(Perú): Óvalo de la Yanasa, Plaza, Castillo, Mirador – Running con Tarapoto Run
Club
Mirador
Polish, Tarapoto (Perú) – Running y trekking en la selva
En
este post relataré dos entrenamientos que hicimos en la ruta que les
acabo de describir. Durante el primero participamos cuatro runners:
Miguel Marquez, Danny Amasifuen, Lilia Pedemonte y, obvio, yo. Y, en el
segundo, sólo corrí junto a Miguel. En ambas oportunidades, finalicé agotado
pero feliz. Ahora sí, paso a contarles:
DOMINGO,
04 DE JULIO DE 2021
Llegué
al óvalo del Soldado con Miguel a las 6:35 a.m. Un momento después apareció
Danny. Hicimos una llamada a Lilia y nos sorprendió con su respuesta: hace veinte
minutos que había partido, ya que pensó que no iríamos. Y es que Tarapoto Run
Club tiene un grupo de Whatsapp, pero, como desde que amaneció apenas dos o
tres sólo dimos los “buenos días”, sin que nadie confirmara el fondo
dominguero, Lilia supuso que nadie saldría o tardaríamos un poco más.
Dejamos
nuestras mochilas en la casa de una señora, ubicada casi en la esquina frente
al óvalo, prometiendo que al regreso consumiríamos lo que vendía en la entrada.
Sin más preámbulos, comenzamos a correr a las 6:56 a.m. La temperatura –calculo–
fueron de unos 19 grados centígrados a la altura de la partida, y en efecto,
así fue cuando consulté en mi celular mientras activaba mi app para running.
El
primer kilómetro fue plano, horizontal, sin ninguna subida. A partir del 1.200,
más o menos, la carretera se fue inclinando cuesta arriba. A duras penas, pude
mantener el ritmo de Miguel y Danny hasta el kilómetro 2.100. El plan fue
reunirnos en San Pedro. Lilia quizá ya estaba llegando.
Seguí
trepando, pero ahora a mi ritmo. La angosta carretera me hacía sumar especial
cuidado con los vehículos que de rato en rato pasaban. A medida que subía,
percibía mayor frescor en el ambiente, lo que ayudó a agitarme menos. El
desnivel positivo superaba los 50 metros en cada kilómetro, los cuales
comprendían el 2, 3 y 4; y desde el 4.200 aproximadamente, la ruta se puso un
poco horizontal. Fue exactamente allí cuando vi de nuevo a Miguel y Danny. Me
estuvieron esperando para no dejarme tanto. Que piadosos ellos. No sé si algún
día cuando llegue a ser tan hábil y fuerte como ellos, pueda tener tanta
paciencia con otros que estarán al nivel que yo en este momento. En anteriores
entrenamientos, sólo habíamos corrido hasta ese punto (ida y vuelta), y la
mayoría de veces de noche. Pero ese domingo fue la primera vez que me aventaría
a ir más lejos.
—¡No
voy a parar! —alcé la voz pese a la falta de aire.
—¡Dale,
Koko! —dijo Danny de inmediato, retomando su corrida con Miguel.
—¡Vamos,
amigo! Desde acá es más fácil. ¡Tú puedes! —continuó Miguel, mientras pasaban
por mi derecha hasta ubicarse delante.
Pude
seguirles el paso por un kilómetro y medio más. Hasta el kilómetro 7 las
subidas eran apenas agotadoras, lo que resultó algo de alivio para mis piernas.
Estaba más que listo para completar 20K por segunda vez.
Justo
en una esquina de la plaza de San Pedro, hay un hito de metro y treinta de
altura que indica el “Km 10”. Cuando pasé por allí, no encontré a ninguno de
mis compañeros y supuse que descansaban a orillas del río Cumbaza, de modo que
continué hasta esa dirección, que sólo se localizaba a dos cuadras.
El
retorno lo hicimos juntos por ochocientos metros. Como Lilia corría más
despacio, Miguel y Danny la acompañaron para no dejarla sola. Aparte, recién
volvíamos a calentar. Dije que me adelantaría, puesto que sabía muy bien que
más adelante, mejor dicho, más abajo, me alcanzarían; incluso Lilia, que es
corredora desde que era colegiala, pero que sólo había disminuido un poco su
físico tras contraer el jodido virus.
El
registro de la carrera pueden verlo al pie de este párrafo. Precisamente, este
es el mío, pues de Miguel y Danny es a un ritmo más rápido, con la misma
distancia en menor tiempo. Quizá, con un desnivel positivo menor, hubiéramos rendido
mejor. De todas formas, sería raro que realizáramos un fondo en terreno
horizontal habiendo tantos cerros y montañas alrededor de Tarapoto y casi toda
la selva peruana.
Y, aquí
el video
del fondo:
DOMINGO,
18 DE JULIO DE 2021
El
plan era ir de caminata y trote a otro lugar, pero casi todos desistieron, y al
final, solamente, salimos Miguel y yo al pueblo de San Pedro de Cumbaza. La
mañana despertó lluviosa y el trail que
programamos fue reemplazado por un fondo en asfalto, evitando así el riesgo
extremo de subir una montaña con 900 metros de desnivel, y además con un
sendero mucho más estrecho antes de llegar a la cima. Había desaparecido el
entusiasmo; “si no era trail,
mejor me quedo en casa”, dijeron algunos. Y es que también, últimamente, la
mayoría de los entrenamientos de distancia-resistencia de Tarapoto Run Club se
hacían en carretera pavimentada. El domingo pasado hicimos una ruta de montaña
de 16K y todos quisieron continuar con otro parecido. Sin embargo —como
especifiqué—, la lluvia embarró las ganas. Recalco que el trail cancelado tenía
un nivel 10 de 10 de dificultad durante y después de una tormenta, o sea, exclusivo
para élites.
Recuerdo
que dejó de llover a las 7:30 a.m., hora en la cual Miguel me recogió de casa
en su motocicleta para dirigirnos al punto de partida, como ya saben, el óvalo
del Soldado. Volvimos a encargar nuestras cosas en la misma vivienda de la vez anterior.
Miguel estacionó su vehículo en el frontis.
Acordamos
que partiría antes. Con diez minutos de ventaja para que él avanzara a su ritmo.
Así que, sobre la pista mojada, empecé a correr a las 7:50 a.m. y mi compañero
a las 8:00 a.m. Un cuarto de hora más tarde, mientras ascendía la inclinada
carretera, miraba constantemente atrás para comprobar si estaba acercándose. Me
esforzaba un poco más de lo normal. Un gran colaborador el frescor de la mañana
nublada para cumplir mi objetivo sin desgastarme mucho.
Una
vez vencido los tramos más empinados, el cielo comenzó a despejarse y Miguel seguía
sin dar señales de su proximidad. Recién por el kilómetro seis y medio, luego
de girar por enésima vez la cabeza, vi a mi compañero acercándose como a ciento
cincuenta metros a las cinco en punto de mi posición. Acababa de doblar una
poco pronunciada curva.
—¡Vamos,
Koko! —gritó—. ¡Pensé que nunca te alcanzaría! ¡Vamos!
—¡Sigamos!
—me atreví a levantar la voz pese a mis agitaciones tras mi repentina aceleración
para procurar que Miguel no me sobrepasara tan rápido—. ¡Ya vamos más de la mitad
de la ida!
—¡Corramos
medio kilómetro más por la carretera a San Antonio! —le grité. Me detuve a
tomar aire, y continué—: ¡Con eso, fácil hacemos unos 21K!
—¡Okey,
Kokin! ¡Para animar más al grupo! —soltó el “sensei”.
Y, aquí el video del fondo:


























0 huellas:
Publicar un comentario
Deja tu huella y sabré que alguien pasó por aquí...
No se publicarán comentarios fuera de la temática del blog, ni mensajes que sólo tengan como interés hacer publicidad, o que contengan agresiones o insultos de cualquier tipo.
Además, no es necesario que escribas el mismo comentario; éste será aceptado o rechazado una vez sea revisado: