Mucha
gente no se aguanta por darse el gustito que tanto estaba esperando. Y es que la comida chatarra se ha vuelto adictiva a
lo largo del tiempo y más aún es la
desesperación por probarla luego de tantos días de confinamiento domiciliario
por la pandemia de Coronavirus en el Perú. En realidad, como ya sabemos,
aún no acaba la cuarentena en nuestro país, pero ya los restaurantes han
abierto sus puertas bajo el decreto y las reglas que el Estado estableció.
No
obstante, solo una minoría de
restaurantes ha sido beneficiado con estas nuevas medidas, ya que
implementar y poner en marcha de nuevo el rubro requiere invertir mucho más que
antes que se impusiera la cuarentena en el Perú. Es necesario adoptar altos estándares de seguridad para el despliegue en
el negocio. De esta manera, esto solamente ha beneficiado a los
restaurantes que cuentan con grandes recursos o son populares por su afluencia.
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Nuevos protocolos para Restaurantes y servicio delivery / Medidas de aislamiento social contra el Coronavirus
El
peruano se caracteriza por su gran afinidad al consumo de comida chatarra o
alimentos ultraprocesados. En distritos como San
Juan de Lurigancho, por ejemplo, se han visto conglomeraciones de personas a la espera de ser atendidos en el local
de comida rápida KFC. Gente de todas las clases sociales unidas por un solo
sentimiento: su adicción a la comida
chatarra. Sin embargo, esta unión no causará otra cosa que consecuencias, demostrando
que la ignorancia es la causante de nuestra ruina y la irresponsabilidad el
propulsor para que los casos de COVID-19 sigan incrementándose.
En las colas no se respeta la distancia y las personas
hacen lo que les da la gana, ya que todos esperan apremiantes su pedido de pollo y
papas fritas, todos ansiosos viendo hacia adelante y saber así cuánto falta
para llegar a la caja. Como se nota, la
empresa no está poniendo el orden adecuado que el Estado delegó. Se ha observado que muchos comensales no
están respetando el distanciamiento social. Por ahí un problema: el foco
infeccioso y por el mero hecho de consumir algo que solo beneficia a las
transnacionales.
El
otro problema latente en la salud se
origina del consumo excesivo de este tipo de comida. Una inconciencia total
de muchos peruanos que buscan satisfacer un deseo mórbido por las grasas
saturadas. Sabemos ya, de antemano, que el
Coronavirus no es una enfermedad mortal como tanto lo hacen ver los medios,
sin embargo, cuando uno es infectado por este bicho y es consumidor corriente
de alimentos ultraprocesados el sistema inmune se debilita, puesto que su
organismo no asimila ningún nutriente esencial que lo ayudará a combatir los
males. Las personas que más riesgo corren de morirse por COVID-19 son las
que padecen de diabetes, que cuentan con alto contenido de triglicéridos y, por
lo tanto, tienen obesidad. Ellos son los más vulnerables, ahí el segundo
problema.
Los
medios de comunicación, lo único que
hacen son fundamentalmente dos cosas: bombardearnos
con cifras estadísticas y aconsejarnos
al lavado de manos e higiene en general. Casi nadie se encarga de orientar
a la población para mantener una alimentación nutritiva. No se ven comerciales donde se fomente el consumo de ensaladas o
fibras, solo se ven donde muestran
frituras, harinas refinadas y bebidas gaseosas, cada una altamente tóxica para el organismo, y
mucho peor sino practicas deporte y tienes una vida sedentaria. En tal sentido,
la única publicidad que se puede
rescatar del Gobierno es el fomento al aseo y a la desinfección, además de
las múltiples advertencias de mantener
la distancia con los demás.
Por
otro lado, recalcar que los nuevos protocolos que se decretaron para la
venta de alimentos preparados solo están beneficiando a las grandes franquicias
y/o cadenas de restaurantes, aquellas que cuentan con el capital necesario
para poner en marcha estas medidas. Es
una lástima que no exista una cadena que ofrezca comida saludable en el Perú,
y si es que existiera, la gente no acostumbraría a comprarla. Este no es un
problema que solucionaremos de inmediato. Depende de nosotros sembrar desde
ahora la semilla en la cabeza de los niños para que sean adultos responsables
no solo en su vida laboral o familiar, sino también con su salud.
En
el Perú, un país con una amplia variedad gastronómica, ¿por qué se debería consumir comida
chatarra que solo es sumergida en aceite y nada tiene de arte prepararlo?
Tenemos tantos platos por cocinar, y además, peruano que no sepa cocinar, es como
brasilero que no sepa bailar samba.
Y
como para concluir, digo que no estaría
mal comer de vez en cuando un pollito a la brasa acompañado de sus patacones o
su tacacho, refrescado con su chicha morada. Pero no se olviden, eso sí, de
mantener la distancia, y ser cuidadosos con los delivery. En contrapartida, ya
se ha visto a varias familias que se preparan este tipo de banquetes en casa.
¿Usted pertenece a alguna de ellas?
No
olvidar: “La alimentación balanceada es el muro contra muchas enfermedades”.
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